La High Line de Nueva York es mundialmente famosa, pero no es el único proyecto que intenta transformar lugares abandonados en bellos espacios verdes.
En 1981, lo que hoy es la High Line de Nueva York -la vía férrea convertida en parque lineal que recorre el lado oeste del centro de Manhattan- estuvo a punto de convertirse en un ingenioso complejo residencial llamado el Puente de las Casas. El proyecto, propuesto por el arquitecto Steven Holl para transformar las vías elevadas en una serie de "villas" y patios, nunca salió a la luz y el adefesio permaneció inutilizado durante casi tres décadas.

Adelantándose a su tiempo, Holl previó cómo nuestras ciudades se reinventarían constantemente: Cuando la High Line abrió su primera fase en 2009, se convirtió en uno de los ejemplos más influyentes de cómo una zona cada vez más densa puede volverse más habitable recuperando infraestructuras abandonadas y adaptándolas para convertirlas en espacios verdes muy necesarios para los habitantes de la ciudad. Este concepto, conocido como reutilización adaptativa, es ahora uno de los métodos más populares para transformar los paisajes urbanos.

Estas vías verdes, muy populares entre lugareños y turistas, son atracciones que se están haciendo tan omnipresentes como los parques tradicionales, como el Jardín de las Tullerías de París o el Central Park de Nueva York. Los paseos ajardinados, que transportan a los visitantes de un barrio a otro sin interrupción, constituyen excursiones muy completas para caminantes, aficionados al diseño, aspirantes a horticultores y quienes simplemente necesitan un respiro de la ciudad.

De Miami a Nueva York, pasando por Seúl, las últimas iteraciones del fenómeno de la reutilización adaptativa presentan formas creativas de transformar las infraestructuras existentes con nuevas tecnologías, iniciativas artísticas y espacios verdes. Aquí detallamos los tres proyectos que hay que seguir. Haga clic aquí para leer cómo The Underline está inspirando el arte público y la movilidad.