"¿Por qué no convertimos esto en algo?" preguntó Meg Daly, mirando a los bajos del metrorail. Conduciendo por la U.S. 1, habrás visto trozos de ella: la suciedad vallada y la hierba parcheada enmarcada por muros grafiteados o solares de negocios. El diseño urbano de Miami es precario. La incipiente industria automovilística del siglo XX influyó permanentemente en la infraestructura de la ciudad, y la población actual se encuentra con un paisaje urbano dominado por los coches. Con sistemas de transporte público incompletos y poco espacio para carriles bici o zonas verdes públicas, la forma más fácil de recorrer los barrios de Miami es en vehículo privado. Pero para los residentes actuales, su contraintuitivo diseño urbano es una limitación para un estilo de vida sostenible.

Meg es el alma creativa y el cerebro de The Underline, los 16 km de paso subterráneo del metro que se están rediseñando y revitalizando como parque lineal con carriles bici, carriles para peatones, espacios verdes y mucho más. Tras un accidente de bicicleta en el que se rompió los dos brazos, Meg tuvo que familiarizarse con otros medios de transporte disponibles para su cuerpo discapacitado. Cuando se curó lo suficiente, empezó a coger el metrorail para ir a sus citas de fisioterapia.

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